Can Forn
La tienda de víveres Can Forn abrió sus puertas en 1958 de la mano de Antoni Marí Escandell, Toni Forn, procedente de una familia tradicionalmente vinculada al mar y la pesca. De hecho, había sido también presidente del pósito de pescadores y continuó activo como pescador.
En Can Forn se vendían artículos propios de una tienda de víveres. En aquel tiempo, en Sant Francesc Xavier hacía falta un negocio que ofreciera productos básicos como almendras, trigo, algarrobas, carbón, huevos, etc., y también fueron pioneros en la venta de fogones de aceite, que fueron todo un boom en una isla donde hasta entonces se cocinaba con leña o carbón. Además, comercializaban pollos, caracoles y otros productos que enviaban a Ibiza para vender.
Antoni Marí Escandell mantuvo la supervisión del comercio y cuidaba de las relaciones públicas, mientras que la titularidad propiamente dicha pronto recayó en su hijo Antoni Marí Tur, quien también se había dedicado a la pesca durante algunos años. Él, junto con sus hermanos Pep y Carmen Forn, eran quienes atendían a los clientes.
Actualmente Pep Forn, aunque está jubilado, continúa pasando por la tienda que ahora regenta su sobrino Vicent Colomar Marí, hijo de Carmen. Como curiosidad comenta que en aquellos primeros años muchas familias pudieron comprar a crédito, se apuntaba en una libreta y cuando cobraban el jornal en el campo o las salinas iban a pagar a la tienda.
Entre sus clientes estaban los primeros hippies que llegaron a la isla a principios de los años sesenta del siglo pasado, que contribuyeron al desarrollo del establecimiento y mejoraron la economía de Formentera cuando los residentes no tenían casi nada.
El comercio ha estado en distintas ubicaciones, todas ellas muy próximas al actual local de la calle del Pla del Rei. Empezó en un inmueble de su propiedad, pequeño y de una sola planta. Posteriormente se trasladó a un nuevo edificio, con planta piso destinada a la vivienda de la familia, hasta que finalmente se ubicó en el espacio actual, adosado junto al anterior.
A lo largo de su existencia, Can Forn ha pervivido y se ha consolidado como un referente emblemático del pequeño comercio de la isla de Formentera, siempre bajo la dirección de la misma familia Marí Forn, manteniendo vivo el talante de pequeño comercio de víveres que lo caracteriza desde su origen. De hecho, Can Forn recibió en 2019 el premio Sant Jaume que otorga el Consell Insular de Formentera.