Cereria La Real

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Cereria La Real

 

Enrique Vives puso en marcha el negocio de cirios entre los años 1917 y 1923, que fue regentado por su mujer. En aquella época, el abuelo del actual propietario, Guillem Ramis, era su proveedor y suministraba a la tienda las velas que elaboraba en su fábrica del Secar de la Real.

En 1989 se hace cargo del local Guillem Ramis Carbonell, que le puso el actual nombre de Cereria La Real, en recuerdo de la fábrica de su abuelo. A pesar de que se  continúa ofreciendo el producto tradicional, se han incorporado otros artículos religiosos como medallas, rosarios o figuras de santos y cruces de diferentes tipos y formas. Así mismo, la familia se enorgullece de tener la patente de la imagen del Cristo de la Sangre de la iglesia de la Anunciación.

Tras la jubilación de Guillem, se pone al frente de la cerería su hijo Nicolás Ramis Cuenca, cuarta generación de la familia, y que continúa con la tradición de encender cada día los cirios que iluminan el templo.

El valor de este comercio radica en  su antigüedad como en el hecho de ser un tipo de negocio que se ha ido perdiendo, puesto que de cada día son menos los establecimientos dedicados a la venta de velas y santos. Además, los cirios están hechos de forma artesanal.