Encuadernaciones Reinés

Hacia 1939, Salvador Carreras Perelló, abuelo materno del actual propietario, abrió un pequeño taller de encuadernación en la calle de La Protectora con el nombre Encuadernaciones Carreras. Más adelante, se trasladó al local actual de la calle Rubén Darío.

Su yerno, músico de vocación, trabajaba de saxofonista durante las noches y por las mañanas ayudaba a Salvador hasta que, poco a poco, se hizo con las riendas del negocio. Durante unos años amplió a encuadernaciones y papelería.

El negocio pasó a sus manos, que estuvo al frente de él durante 15 años, hasta que  cogió el relevo su hijo Pedro, el actual propietario y tercera generación. Empezó ayudando en lo más básico (grapas, costuras, etc.) mientras compaginaba los estudios en el instituto nocturno y, cuando se jubiló su padre,  continuó con el negocio familiar.

A principios de los años 90, con los coleccionables y las adaptaciones del material escolar, aumentó el volumen de trabajo y decidió cerrar la parte de papelería y quedarse sólo con la encuadernación, momento en qué aprovechó para actualizar el nombre a Encuadernaciones Reinés.

Pedro reconoce que las nuevas tecnologías han supuesto un duro cambio, pero, por otro lado, a día de hoy, son pocas las encuadernaciones artesanales especializadas en la isla. Una característica del negocio es que todavía utiliza la misma maquinaria de su abuelo.