Forn Can Diego
Los inicios del Ca’n Diego, como otros muchos negocios, fue difícil, pero Diego Florit Camps lo impulsó cuando destinó los ahorros obtenidos del Gordo de Navidad de 1935. Este dinero le ayudó a adquirir la casa de la plaza de Artrutx, en cuya planta baja abrió la panadería en 1949.
Al principio en la panadería no se hacía pan, aunque lo vendían junto con otros productos como las formatjades, pastissets, cocas, etc. Poco a poco el negocio creció y se incrementó de manera cuantitativa la producción año tras año. Este hecho provocó que compraran una casa al lado y en agosto de 1959 se inauguró la primera reforma de la panadería, y donde en principio estaban la panadería y el mostrador de trabajo pasaron a formar parte de la tienda.
Diego Florit se casó con Antònia Bosch y tuvieron cinco hijos. De estos, sólo Diego cogió el relevo de sus padres junto con su mujer Margarita Tugores, que también trabajaba en la tienda y el obrador.
En 1970 el horno de leña se sustituyó por uno de petróleo, y en 1998 el negocio sufrió otra reforma para llegar a la distribución del espacio como lo conocemos hoy en día, y se amplió de nuevo la parte de la tienda.
En 2000 la panadería pasó a denominarse oficialmente Forn Ca’n Diego, con la constitución de la sociedad formada por Diego Florit Bosch y sus dos hijos Tonyi y Diego, que han trabajado también desde muy jovencitos dentro del sector de la panadería. Del negocio familiar también forma parte el marido de Tonyi, José Sastre. Cuando tan sólo tenía diecinueve años aprendió el oficio de panadero de mano de su suegro, y con los años se convirtió en una pieza imprescindible para la empresa y asumió el relevo de Diego desde su jubilación.
Más de veinte años después, Diego padre y sus hijos han decidido por voluntad propia dejar la empresa para ceder su lugar a los dos hermanos Sara y Josep, fruto del matrimonio de Tonyi y José. A partir de ahora, la panadería estará regentada por la cuarta generación y sus padres.
Aunque ya no haya dentro de la empresa nadie que se llame Diego, tienen claro que el establecimiento conservará siempre el nombre que lo identifica en memoria de su fundador, tan apreciado y nunca olvidado.
Actualmente algunos de los productos más típicos del horno son el pan de payés, el pan de Viena, los rubiols de pescado y verdura, las pizzas, diferentes tipos de formatjades y ensaimadas, entre otros productos de repostería.