Forn Fondo
El libro La ciudad de Mallorca, de Diego Zaforteza, constata una referencia de 1740 del entierro de un zapatero que vivía cerca del Forn Fondo, hecho que implica su existencia en aquel año, o incluso antes, y que es uno de los hornos más antiguos de Palma.
El edificio actual se construyó en 1911, año en que la familia Llull adquirió el local de al lado y abrieron las puertas del horno Jaume Llull Gelabert y Francisca Cañellas Pons. De esta época, el establecimiento conserva el horno, el mostrador y la fachada. Esta, con una marquesina, de estilo modernista con figuras florales, en tonos azules y las letras en color dorado, resalta el chaflán con una farola y una rotulación modernista.
Actualmente se encarga del negocio la cuarta generación Llull, los hermanos Pau y Neus, que mantienen las recetas tradicionales de sus tatarabuelos y respetan el calendario popular para elaborar los dulces típicos. Al pan y a las ensaimadas, únicos productos del primer horno, y a los quartos embetumats, que llegaron en los años 40 con la incorporación de las neveras, han añadido bombones, pasteles y turrones, estos últimos con quince variedades diferentes de chocolate.
Este horno, sin perder las raíces y la tradición, ha apostado por la modernización y la innovación, y se ha convertido en un referente de negocio con proyección tanto local y nacional como internacional, puesto que también es frecuentado por muchos visitantes que se llevan los dulces típicos de la isla hacia sus lugares de residencia, especialmente la auténtica ensaimada de Mallorca, producto estrella del horno.