Joyeria Piña Grau

Josep Grau empezó su trayectoria joyera reparando cadenitas de oro. En el año 1952 se asoció con Josep Pinya y los dos abrieron el primer local en la calle de Tagamanent, desde donde más tarde se trasladarían a la calle de Sant Bartomeu. A principios del siglo XXI la joyería se traslada a la calle de Colom y el taller permanece en el local de Sant Bartomeu.

Se trata de una joyería familiar de grandes dimensiones, especializada en el trabajo de la plata, las joyas de oro y en hacer encargos personalizados. También se dedican a la reparación de joyas.

Los herederos de Pinya y Grau continúan con el negocio, y han llegado ya a la tercera generación, formada por Toni Grau y Carolina Fuster. Como valores del negocio, destaca la honestidad, la profesionalidad, la calidad del producto y la motivación del personal, responsables de la fidelidad que demuestra, día a día, su clientela.

Asegura que, lejos de acobardarlos, las épocas de crisis les han empujado a reinventarse, lo que hace que continúen con la producción artesanal de joyería y orfebrería.