Vidal Fotografia i Vídeo

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La historia de Can Vidal empieza con Toni Vidal Mas, un joven electricista hijo de labradores especialmente entusiasta de todo aquello que fueran retos innovadores y creativos. En 1919 empieza a hacer retratos en su casa. De hecho, podemos considerarlo el primer retratista de Campos y uno de los pocos que entonces había en Mallorca. En 1923 diseña y abre su propio estudio, construido específicamente para trabajar con luz natural pero también preparado para potentes focos eléctricos. En los mismos años se casó con Maria Vadell Ginard, que le ayudó en cuerpo y alma en esta aventura casi pionera en las Islas.

Unos años más tarde tuvieron una hija, Francisca Vidal Vadell, que desde pequeña ya supo que quería seguir el trabajo de su padre. Se casó con Damià Prohens Garcías, que había aprendido también el oficio con el fotógrafo de Palma Ernesto Guardia.

La tercera generación llegaría con su hijo, Antoni Prohens Vidal, que a los 12 años ya hacía fotos dentro del estudio y ayudaba a hacer los reportajes a sus padres. En 1972 se casó con Sebastiana Lladó Adrover, apasionada por la estética y el arte, y que también comenzó a trabajar en el estudio. Poco después dejaron el local de la calle Victòria donde aún trabajaban sus padres principalmente en postproducción para abrir una nueva tienda en la calle Plaça, mucho más céntrica. Aquí se vive la época dorada de Can Vidal. Se pasa definitivamente del blanco y negro al color, se perfecciona y se actualiza continuamente la técnica, etc. Amplían el equipo de personas con Guillem Mas, Magdalena Ballester y Antònia Puig, que llegan a ser como nuevos miembros de la familia. Y así, hasta la era actual de la fotografía digital, con las apasionantes posibilidades que permite la simbiosis de las raíces conceptuales tradicionales con las nuevas tecnologías, como por ejemplo la recuperación de fotografías casi totalmente desvanecidas o deterioradas o la imagen 3D, el time lapse, 360º, etc.

Cuentan con un gran archivo fotográfico desde los inicios de su actividad ya hace más de cien años. Conservan en un gran número de negativos, los primeros en placas de vidrio, una valiosa documentación de costumbres, momentos y entorno social vividos por las tres generaciones.

Actualmente Can Vidal sigue con la gerencia de Antoni pero con la perspectiva no muy lejana de hacer el siguiente cambio generacional, a pesar de que de los tres hijos, Damià, Miquel y Xesca, que son la cuarta generación de esta alcurnia, dos, además de haber respirado fotografía desde el primer aliento, han logrado las titulaciones académicas al más alto nivel y están profesionalmente en activo en el mundo de la fotografía y del cine. Continúan también con  la ilusión de seguir dando el mismo servicio a la comunidad y a sus estimados y fieles clientes.

 

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